Rumbo al exilio final
Este libro lúcido e intenso comienza con un padre que leía todo el tiempo y enseñó a la pequeña hija a lavarse las manos. Así la historia de esta niña seguirá un camino formado de libros y escritura: el Walden de Thoreau que le heredó la madre, El profeta de Yibrán, lectura constante del abuelo libanés, la libreta que ostentaba en la tapa la palabra Diario con letras doradas y que le dio su madrina, el pequeño escritorio de persiana, regalo de su tío, entre tantos y tantos libros y encuentros, como el del amigo estadounidense con el que selló su decisión de escribir a los...