Nada sino un hombre
Venezuela ha dependido, desde su nacimiento, de la influencia del personalismo. Encumbrada sobre las instituciones, sobre las urgencias de la economía y las propuestas de los intelectuales, la voluntad de un hombre poderoso y usualmente armado hasta los dientes ha determinado la marcha de la sociedad sin encontrar mayores resistencias, o contando con masivo entusiasmo. Para los venezolanos ha sido una vivencia recurrente la sujeción a una cadena de reyezuelos, hasta el punto de que pueda explicarse un extenso tramo de su historia como un hábito de prosternación, como el traspaso de los...