La visigoda
«He sido cautiva en tierra de moros y perseguida en mi propia casa. He sobrevivido a innumerables peligros. He conocido el goce y también el desamor, como una puñalada cruel. He servido a un rey grande entre los grandes. He ayudado a construir un reino.» Cuentan las crónicas que a finales del siglo VIII, en tiempos de guerra entre musulmanes y cristianos, el príncipe Mauregato escogía de entre las doncellas del reino a las más bellas para entregárselas al emir de Córdoba, Abderramán I, en el Tributo de las Cien Doncellas. Así comienza la historia de Alana, hija de un jefe de clan...