Teresa de Ávila
Originaria de una familia venida a menos (judía por parte de padre), habría podido casarse; sin embargo, prefirió ingresar en un convento. Teresa pretende asumir esta dolorosa elección —casi le cuesta la vida y arruinó definitivamente su salud— con todo su rigor: se «descalza», obtiene de las autoridades el permiso para reformar el Carmelo, convence a otras religiosas para que la sigan. Podría haberse contentado con esto y vivir lejos del mundo una experiencia espiritual excepcional, pero Teresa también es una mujer de acción. En pocos años, funda dieciséis carmelos en...