El camino fue largo, y lleno de muchos sufrimientos, me costó tiempo llegar, casi que no llego, pero gloria a Dios, llegué. De seguido de arribar al redil de la gracia y verdad de Cristo Jesús, el Espíritu Santo me abrió los ojos y vi, pero no era lo que yo esperaba ver, por esto, al unísono nos afligimos, él y yo, aunque por lo demás, salimos adelante; fue entonces cuando él me dijo: Ahora pues, te doy carta blanca, escríbete en hojas blancas lo que te voy a decir; evangeliza lo escrito. Un río lleno de odres nuevos: apóstoles, profetas y evangelistas con poder y auto-ridad de...