Toñi

Los corazones no arden en las hogueras. Los corazones se queman pero no arden. Toñi ha tocado fondo. Está hecha un ovillo entre sábanas, en la cama de la habitación de invitados de la casa de su amiga Pili. Toñi tiene un cuerpo lleno de cálidas curvas que hace tres años cumplió cincuenta, es morena, voluptuosa a su pesar, habitual de la fluoxetina, el citalopram o la paroxetina porque los antidepresivos no tienen secretos para ella. En sus carnes comienza a intuirse el lento y definitivo triunfo de la gravedad pero todavía mantiene cierto atractivo y, cuando pasa cerca de alguna...
