Nunca sabré
En Tlalpujahua, un pequeño pueblo mexicano del estado de Michoacán, la industria gira alrededor de las esferas de vidrio –su especialidad. La tienda donde Ángela trabaja, como muchas otras, semeja un pequeño nido de fantasía, cubierta de pared a pared con un sin fin de detalles que evocan desde Papá Noel hasta los magos de oriente. Nacimientos, coronas, guirnaldas y esferas, muchas esferas, cientos de esferas. Grandes y pequeñas, opacas y brillantes, redondas y cuadradas. ¿Qué pensarán los clientes si adivinan que la encargada de esa pequeña tienda de artesanía detesta la...