Charles Baudelaire nació el 9 de abril de 1821 en París, Francia. Es considerado uno de los poetas más influyentes del siglo XIX y una figura clave en el desarrollo de la poesía moderna. Hijo de un funcionario público, Baudelaire vivió una infancia marcada por la muerte prematura de su padre y la posterior unión de su madre con un militar, lo que le llevó a tener una relación complicada con su familia.
Desde joven, Baudelaire mostró un gran talento literario. A los 18 años, comenzó a estudiar en el Collège Louis-le-Grand, donde desarrolló un interés por la literatura, el arte y la filosofía. Sin embargo, su vida estuvo marcada por tensiones con su madre y su nuevo marido, lo que impactó profundamente su salud mental y sus relaciones personales.
Baudelaire se trasladó a Bélgica en 1864, buscando escapar de sus deudas y de la rigidez de la vida parisina. Durante este tiempo, se relacionó con escritores y artistas de la época, lo que enriqueció su visión estética y literaria. Su obra más conocida, Les Fleurs du mal (Las flores del mal), fue publicada en 1857 y marcó un hito en la poesía moderna. Este libro, que explora temas como el amor, la muerte, la belleza y la decadencia, fue considerado escandaloso por su tiempo y le valió un juicio por obscenidad. A pesar de esto, la obra fue un éxito y le otorgó un lugar destacado en la literatura.
La poesía de Baudelaire se caracteriza por su simbolismo, su exploración de la condición humana y su uso innovador del lenguaje. Su estilo es una mezcla de romanticismo y simbolismo, utilizando imágenes vívidas y emotivas para expresar su visión del mundo. Baudelaire también se interesó por el arte, la música y la filosofía, lo que se reflejó en su obra. Su desprecio por la hipocresía de la sociedad burguesa y su búsqueda de lo sublime en lo cotidiano lo convirtieron en un precursor del movimiento simbolista, que influyó en muchos poetas posteriores como Paul Verlaine y Arthur Rimbaud.
Además de su poesía, Baudelaire fue un destacado crítico de arte y ensayista. Sus ensayos sobre la obra de artistas como Eugène Delacroix y Edouard Manet revelan su profunda comprensión del arte y su deseo de trascender la mera representación para buscar una conexión emocional y espiritual en la obra. Su ensayo Salon de 1859 es especialmente notable, ya que ofrece una visión crítica sobre la pintura de su tiempo y la necesidad de una nueva estética que rompa con los convencionalismos.
A lo largo de su vida, Baudelaire luchó contra diversas adicciones, especialmente al opio y al alcohol, lo que afectó su salud física y mental. En 1866, sufrió un derrame cerebral que lo dejó parcialmente paralizado, y su salud continuó deteriorándose hasta su muerte el 31 de agosto de 1867, en París. A pesar de su vida tumultuosa y sus dificultades personales, Baudelaire dejó un legado imborrable en la literatura y el arte, influyendo en generaciones de escritores y artistas que lo siguieron.
Su obra ha sido traducida a múltiples idiomas y continúa siendo objeto de estudio y admiración en todo el mundo. Su influencia es evidente en diversas corrientes literarias y sigue resonando en la poesía contemporánea. La figura de Baudelaire es un símbolo de la lucha del artista contra las convenciones sociales y el deseo de expresar la complejidad de la experiencia humana.
En resumen, Charles Baudelaire no solo es recordado por su poesía innovadora, sino también por su aguda crítica social, su amor por el arte y su espíritu rebelde. Su legado perdura en el tiempo, recordándonos la belleza y la tristeza de la vida a través de sus palabras.