Salvo el poder

El sue�o eterno (1939) es la primera novela de Raymond Chandler. El detective Philip Marlowe se enfrenta a un caso que promete ser sencillo: el viejo general Sternwood, paral�tico y extremadamente rico, ha recibido una nota de chantaje que concierne a su hija menor, la salvaje Carmen. Recorriendo la ciudad desde su despacho en Hollywood Boulevard hasta las mansiones de los barrios residenciales, Marlowe deber� adentrarse en un laberinto de perversidad cada vez m�s oscuro. Esta edici�n re�ne tambi�n los dos relatos pulp, publicados en la revista Black Mask, que Chandler...

Lolo Simón, es un niño diferente y peculiar, que transita errante por una etapa de la vida llamada infancia, en la cual se construyen las relaciones con otros seres humanos. Pero los lazos que deberían unir sus vínculos con otras personas, no existen, y el muchacho es incapaz de entender gran parte del mundo que le rodea, donde no encaja y se siente totalmente solo. Para Lolo, es muy complicado entender a los adultos y su extraña forma de hablar, además sus compañeros de clase se burlan a menudo de su comportamiento y lo tratan como a un bicho raro. Un desconocido aparecerá en su vida ...

Una antigua costumbre social –la de visitar a los enfermos– se convierte, en esta nueva novela de Vicente Valero, en el pretexto único para la creación de un original y atractivo mosaico de historias y retratos. Como en Las transiciones (Periférica, 2016), el narrador vuelve a los años de la infancia y a su isla natal para indagar en el estado de una sociedad que está a punto de asistir a la muerte de Franco y al comienzo de la Transición con sensaciones encontradas, las propias de un viejo y anquilosado mundo que se derrumba y en el que sólo el turismo reciente parece haber...

Y hay sinceridad en estos cuentos de Paquita Fernández; en esa aventura en busca de sí misma; en ese interés por lo que pueda encontrar dentro de su persona. En Mateo se dice que el reino de Dios está en cada uno de nosotros; algo que sólo es verdad siempre que se quiera y se sepa buscar. Y, de la misma manera, está también, dentro de nosotros, la belleza -y la belleza artística, con ella-. No hay cosas bellas en sí mismas, sino en el ojo que las mira. Yo puedo mirar ese sauce que está junto a mi ventana, bien como un ejemplar de la clase de los sauces, bien como un objeto único e...