Maksim Gorki, nacido el 28 de marzo de 1868 en Nizhni Nóvgorod, Rusia, fue un influyente escritor, dramaturgo y activista político. Su verdadero nombre era Alexei Maximovich Peshkov, y adoptó el seudónimo de Gorki que significa "amargo" en ruso, lo que reflejaba su perspectiva crítica hacia la sociedad de su tiempo. Su vida estuvo marcada por la pobreza y la lucha, experiencias que más tarde se reflejarían en sus obras.
Desde muy joven, Gorki experimentó las duras realidades de la vida. Quedó huérfano a los 11 años y se vio obligado a trabajar en diversos oficios, lo que le permitió desarrollar una profunda comprensión de la vida de las clases bajas. Esta experiencia vivencial se convirtió en la base de su escritura, que a menudo abordaba temas de lucha social y la condición humana.
En 1898, Gorki publicó su primera obra significativa, “Los bajos fondos” (o “Na dnó”), que retrata la vida de los marginados en la sociedad rusa. La obra fue bien recibida y ayudó a consolidar su reputación como un escritor de renombre. Sin embargo, fue su novela “La madre” (1906), la que lo catapultó a la fama internacional. Esta obra es una poderosa representación de la vida de los trabajadores y la lucha por la justicia social, y se considera un hito en la literatura revolucionaria rusa.
Además de su contribución literaria, Gorki también fue un ferviente defensor de los derechos de los trabajadores y un crítico del régimen zarista. Su activismo lo llevó a ser arrestado y exiliado en varias ocasiones. Pasó tiempo en Estados Unidos, donde se relacionó con otros intelectuales y artistas, y continuó trabajando en su escritura. Durante su estancia en el extranjero, escribió varios cuentos y obras de teatro que continuaron explorando la lucha de las clases trabajadoras.
Con la llegada de la Revolución Rusa de 1917, Gorki regresó a Rusia con la esperanza de contribuir a la construcción de un nuevo orden social. Se convirtió en un figura prominente en la cultura soviética y en un defensor del nuevo régimen bolchevique. Sin embargo, no estuvo exento de críticas hacia el liderazgo de Lenin y, más tarde, de Stalin, lo que provocó períodos de tensión entre Gorki y el gobierno. A pesar de sus desacuerdos, su obra siguió siendo valorada y su influencia perduró en la literatura soviética.
A lo largo de su carrera, Maksim Gorki escribió numerosas novelas, cuentos, ensayos y obras de teatro. Algunas de sus obras más notables incluyen “Los tres hombres”, “La vida de Klim Samgin” y “Las piedras”. Su estilo literario se caracteriza por un profundo realismo y un enfoque en los problemas sociales, lo que lo convirtió en una voz importante para los oprimidos de su tiempo.
Gorki murió el 18 de junio de 1936 en Moscú, dejando un legado duradero en la literatura y el pensamiento social. Su vida y obra siguen siendo estudiadas y celebradas en todo el mundo, y su defensa del humanismo y la justicia social continúa inspirando a nuevas generaciones de escritores y activistas. Su influencia es palpable en la literatura de muchos autores contemporáneos, quienes siguen explorando los temas de desigualdad, lucha y esperanza que Gorki tan elocuentemente abordó.
En resumen, Maksim Gorki fue más que un simple escritor; fue un cronista de la vida de los menos favorecidos en la Rusia de su tiempo. Su vida estuvo marcada por la adversidad, pero a través de su escritura, logró elevar las voces de aquellos que eran ignorados por la sociedad. Su legado perdura no solo en sus obras, sino también en la manera en que la literatura puede servir como una herramienta para el cambio social y la conciencia crítica.