Federico Supervielle Bergés fue un destacado poeta y escritor uruguayo, nacido en Montevideo el 15 de agosto de 1895 y fallecido en París el 1 de marzo de 1964. Su obra, marcada por la influencia del modernismo y la vanguardia, se caracteriza por una profunda exploración de la identidad, el amor y la soledad. A lo largo de su vida, Supervielle cultivó una notable carrera literaria que lo situó como una de las voces más significativas de la poesía uruguaya del siglo XX.
Desde joven, Federico mostró interés por la literatura, inspirado por la lectura de poetas como Rubén Darío y León Felipe. Estudió en el *Liceo Francés* y posteriormente en el *Colegio Nacional de Montevideo*, donde comenzó a desarrollar sus habilidades literarias. Su vida estuvo marcada por la inmigración de su madre, que provenía de Francia, y esto le permitió estar en contacto con la cultura europea, la cual tuvo un impacto duradero en su obra.
En 1916, publicó su primer libro de poesía titulado Los pequeños héroes, que recibió una cálida acogida por parte de la crítica. Este fue el inicio de una prolífica carrera en la que sus escritos no solo abarcaban la poesía, sino también el ensayo y la prosa. Supervielle formó parte de un grupo de intelectuales que buscaban una renovación estética en la literatura uruguaya y latinoamericana, abrazando ideas vanguardistas que desafiaban las convenciones literarias de su tiempo.
A lo largo de su vida, Federico Supervielle vivió en varios países, incluido Francia, donde se estableció en 1922. Esta experiencia europea enriqueció su producción literaria, y fue en París donde se relacionó con destacados escritores e intelectuales de la época, como André Gide y Paul Valéry. En 1933, Supervielle publicó su obra más conocida, El Piano de Kabil, que consolidó su estatus como un referente de la poesía en español.
El estilo de Supervielle se caracteriza por un lenguaje musical y una profunda conexión con la naturaleza. Sus poemas a menudo evocan paisajes uruguayos, combinando lo real con lo onírico. A través de su escritura, exploró la existencia humana y reflexionó sobre la condición del ser, lo que le valió el reconocimiento de la crítica y el aprecio de sus contemporáneos. Entre sus obras más notables se encuentran Los secretos del mar, El cielo de la patria y Poemas de amor.
Además de su labor como poeta, Supervielle se destacó en la traducción de obras literarias, lo que permitió la difusión de la literatura extranjera en el ámbito hispanohablante. Fue un gran defensor de la cultura y literatura latinoamericana, y participó activamente en la creación de espacios de difusión cultural en el continente.
La vida de Supervielle no estuvo exenta de desafíos. A lo largo de su vida, enfrentó dificultades económicas y la incertidumbre política que se vivió en Europa durante las primeras décadas del siglo XX. A pesar de esto, nunca abandonó su pasión por la escritura, convirtiéndose en un símbolo de resiliencia y dedicación al arte literario.
El legado de Federico Supervielle Bergés perdura en la poesía y la literatura uruguaya, siendo recordado como un maestro que supo capturar la esencia de la existencia humana a través de su pluma. Su obra resonará en el tiempo, inspirando a nuevas generaciones de escritores y lectores que busquen en sus versos la belleza y la profundidad de la experiencia humana.
Federico Supervielle falleció en París, dejando un vacío en la literatura uruguaya, pero su influencia sigue viva, demostrando que las palabras pueden trascender el tiempo y el espacio.