No me subestimes

La niña de las planchas es un entremés escrito en prosa del autor Pedro Muñoz Seca. Como es habitual en el autor, la pieza se articula en torno a una serie de malentendidos y situaciones de enredo contados con afilado ingenio y de forma satírica. Pedro Muñoz Seca es un autor nacido en El Puerto de Santa María (Cádiz) en 1879 y fallecido en Paracuellos de Jarama (Madrid) en 1936. Se lo consideró en su época uno de los dramaturgos de pluma más afilada y capacidad satírica para diseccionar su sociedad contemporánea. En vida disfrutó de gran predicamento por sus obras teatrales...

La mujer que le hizo volver a sonreír. Jo Anderson no se esperaba lo que se encontró cuando llegó a la casa de Mac MacCallum, el hombre que la había contratado como empleada del hogar. Seis meses atrás había sido un carismático y célebre chef, pero ahora estaba recluido en sí mismo y acomplejado por las cicatrices que le habían quedado por un incendio. Lo último que le faltaba a Mac era que llegase una extraña decidida a hacerle enfrentarse a sus inseguridades... y más cuando esa persona tenía también las suyas. ¿Cómo podía una mujer preciosa y llena de vida creer que era...

Una serie de relatos sobre muertos vivientes, uno de los géneros del terror preferidos por su autor, Elmer Ruddenskjrik. -Superman contra los muertos vivientes- El hombre de acero se enfrenta a la imparable devastación de un apocalipsis zombi.... -Sucedáneo de chocolate- Un inusual relato de supervivencia que trata las consecuencias de forzar los límites de la confianza... -Elmer Ruddenskjrik- Precuela de la novela "Infierno". Un escritor se deja arrastrar por su obsesión hasta el punto de ver transformada su naturaleza... -Incidente- Durante su rutinario viaje de transporte, la...

La Paula és afectuosa i juganera, però té mal geni. Per poca cosa s’enrabia i això li porta força problemes. Fins al dia que el pare i la mare li donen un pot de llauna gros, que els han regalat en una parada del mercat. Què volen que en faci, d’una llauna buida i vella? Però aviat hi trobarà una utilitat: hi cridarà les paraules enrabiades a dins i així ningú no la sentirà rondinar. Poc es pensa que això li portarà més problemes que no compta. Si vol sortir de l’embolic, haurà de fer un pacte.